Desde la ASOCIACIÓN DE ELECTROSENSIBLES POR EL
DERECHO A LA SALUD, nos vemos en la triste situación de comenzar nuestra
andadura con la muerte de una persona afectada por Electrohipersensibilidad.
Ángela Martin se
quitó ayer la vida
al no poder ni querer vivir con el gran sufrimiento que produce este
padecimiento.
Tras
un año de constante búsqueda de un lugar limpio de contaminación
electromagnética por parte de su familia, Ángela no pudo soportar en los
últimos días una nueva inmisión de este tipo de radiaciones en la vivienda en
la que se había refugiado. Los
síntomas reaparecieron con fuerza con efectos devastadores para su sistema
nervioso y Ángela no tuvo la fuerza de resistirlo.
Denunciamos la
impasividad y la desatención de autoridades competentes que vivió Ángela que se vio
obligada a huir de su casa con altísimos niveles de radiación afectada por una
antena de telefonía situada a 50 metros de la misma. Ante todo esto, las
autoridades de Pinto, donde residía, no le dieron ninguna respuesta, pese a sus
peticiones y las de su familia. Además sufrió una atención inadecuada de los
responsables de salud por la no aceptación del origen de su sintomatología,
tratando el problema como psiquiátrico, que vino a agravar su situación y
padecimiento. Este caso es representativo del sufrimiento que actualmente estamos
experimentando todas las personas afectadas que no encontramos tratamiento sanitario
adecuado ni ningún apoyo institucional ante el aumento descontrolado de este
tipo de radiaciones que nos enferman.
Desde
la asociación de reciente creación Electrosensibles por el derecho a la salud, mostramos nuestra consternación ante estos
hechos y lanzamos una llamada de atención a la opinión pública, autoridades
políticas y sanitarias de la
grave situación en que nos encontramos las personas con
Electrohipersensibilidad.
Reclamamos la
necesidad urgente de atender este problema de salud generado por la masiva
exposición descontrolada de radiaciones electromagnéticas, en una sociedad en
la que no es posible encontrar un rincón libre de esta contaminación, donde las redes wifi y de telefonía móvil e inalámbrica han
invadido todo lugar: Hospitales, Centros de salud, trenes, metro, autobuses, Escuelas,
Universidades, Domicilios, etc., que están enfermando a muchas personas que
pierden su salud, su trabajo y sus casas, sin recibir ningún apoyo y
protección. Todo ello a pesar de las alertas de los riesgos para la salud,
lanzadas en múltiples declaraciones
científicas, recomendaciones
de la UE, y de la reciente clasificación
de posiblemente cancerígeno por parte de la OMS. Denunciamos también la connivencia y ausencia de intervención ante este
grave problema de salud pública por parte de las autoridades políticas, que
ceden ante las presiones del lobby de industria de las telecomunicaciones y se
decantan por los beneficios económicos sin atender los efectos negativos de
este despliegue tecnológico sobre la salud de sus ciudadanos, ignorando la aplicación del principio de
precaución, que contribuiría a hacer compatible la tecnología con la vida
saludable.
Animamos
a todas las personas afectadas de Electrohipersensibilidad a organizarse, autoapoyarse y luchar para conseguir una vida
digna con salud, para evitar que nadie se vuelva a encontrar en la situación de
Ángela.
¡Ángela, no te vamos a
olvidar, tu muerte nos impulsa con más fuerza a seguir luchando por la vida!
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